Juventudes Socialistas recuerda al Arzobispo de Oviedo que la Iglesia no debe interferir en los asuntos públicos

Oviedo, 7 de octubre de 2016.- JSA recuerda a Jesús Sanz que la justicia nunca puede suponer reabrir heridas, y le recomienda que desista en su intento de que sea la Iglesia Católica quien dicte las normas de convivencia en este país.

Las Juventudes Socialistas de Asturias han querido salir al paso de las palabras del Arzobispo de Oviedo, Jesús Sanz, quien ha criticado en su última carta semanal la Ley de Memoria Histórica aprobada en el año 2007 por el Gobierno del PSOE encabezado por José Luís Rodríguez Zapatero, porque, en palabras de Sanz “reabre heridas”. El Arzobispo, además, señala en esa carta que “todo eso caduca con el implacable paso de los días, cuando lo que se dice, se escribe o se filma no hace las cuentas con la verdad”. A juicio de la organización juvenil socialista, las palabras del Arzobispo “son improcedentes, por la forma y por su contenido. Ni la Iglesia Católica debe interferir en los procesos legislativos que se desarrollan y concluyen en el país, ni son acertadas sus valoraciones sobre una Ley que resultaba muy necesaria”.

Y es que según declaró la secretaria general de la formación, María Vallina, “todas las confesiones religiosas en nuestro país deben circunscribir su actuación al ámbito privado de los ciudadanos y ciudadanas que quieran participar en ellas, y no pretender dictar ningún tipo de moral o normas públicas. Tal vez al señor Sanz le cueste adaptarse, pero hace muchos años que en este país la Iglesia Católica ni es, ni debe ser escuchada para elaborar las Leyes por las que nos regimos”. Y es que a juicio de la líder de las JSA, no es labor para una confesión religiosa el entrometerse en ese tipo de cuestiones. “Sabemos que les gusta, nos acordamos de como llenaban autobuses para manifestarse en contra de leyes que supusieron grandes avances en materia de derechos y libertades en este país, como la Ley del matrimonio igualitario o la Ley de Educación Sexual y Reproductiva y para la Interrupción voluntaria del embarazo, pero les recomendamos que abandonen toda esperanza, porque no volverán los tiempos en los que ellos cogobernaban España”.

Vallina, además, ha querido salir en defensa de la propia Ley de Memoria Histórica, una norma que “supuso el inicio de un largo camino de justicia, memoria y reparación para las víctimas de la Guerra Civil y de la dictadura y represión franquista”, un camino que, según recuerdan las JSA, “no ha hecho más que comenzar, porque aún queda mucho por recorrer para alcanzar la justicia y la dignidad que les fue arrebatadas a muchas familias por el franquismo, y para cerrar unas heridas que es imposible reabrir, porque nunca han cicatrizado”. Por último, María Vallina quiso pedirle al Arzobispo que, si no quiere colaborar en esta tarea tan necesaria, al menos no la dificulte. “Somos conscientes de que la Iglesia Católica tiene que sentirse corresponsable por haber apoyado un régimen que hizo tanto daño a este país y a su gente, pero si no quieren ayudar a reparar ese daño, al menos que no pongan palos en las ruedas. Aunque sólo sea por su caridad cristiana”, finalizó la secretaria general.